Los Mexicanos somos la neta. Hoy lo reconozco abiertamente. Durante años me cuestioné si nacer en México era buena o mala suerte, hoy confirmo que es buenísima suerte.

Llegamos al aeropuerto JFK de Nueva York, la fila para migración inmensa porque al mismo tiempo ha llegado un vuelo de British Airways. Grita una guardia, no-residentes en una sola fila de este lado. Su actitud es intimidante. Mi hija me pregunta ¿Qué pasa mami? No te preocupes, es la fila para pasar migración, siempre es igual -o al menos a mi siempre me toca igual.

Poco a poco va avanzando la fila, finalmente nos toca un hombre de raza negra, nos pregunta hasta cuando estaremos y le digo que hasta el 22 de Noviembre. Nos toma la foto de rutina, sella los pasaportes y nos da la bienvenida a USA.

Vamos por las maletas, a mi se me ocurrió llevar 2, así como ir en tren y metro del aeropuerto hasta Manhattan, nunca lo había hecho. Preguntando se llega a Roma, así que entre cambio de trenes, maletas y una buena caminada llegamos al hotel estresadas.

Nos dan la habitación de inmediato, subimos, nos complace ver lo bonita que es, super pequeñita pero con una vista espectacular desde el piso 21. Nos acicalamos y salimos en busca de aventuras hacia Chelsea Market que es uno de los lugares favoritos de mi hija. Ansiamos una deliciosa sopa de jitomate que es muy típica en Nueva York.

Mi hija ha tenido el sueño de irse a vivir a la Gran Manzana a estudiar la Universidad. La ciudad tiene un encanto muy especial, sus calles, su arquitectura, la gente que se mezcla entre locales y turistas, gente muy distinta a la que vemos normalmente en la Ciudad de México, aromas de comida distinta en la calle y diferentes idiomas. Un lugar sumamente cosmopolita, con una gran diversidad racial y cultural.

No es nuestra primera visita, ha habido otras, entonces ya no vamos con el afán de hacer lo que los turistas primerizos hacen que es subirte a todos los edificios altos, visitar todos los museos y monumentos. Ahora nuestro plan es caminar por las calles, ir a alguno que otro museo que no conocemos, tomarnos fotos bonitas, conocer nuevos barrios,  comer rico y hacer buenas compras.

Después de 4 días ya nos dolían los pies de tanto caminar. Uno de esos días cayó la primera nevada de la temporada, era la primera vez que mi hija veía nevar, estaba feliz. Nevó muy fuerte durante unas 6 horas, tanto que se hizo una capa de hielo gruesa que a la hora de caminar me hacía patinar. De plano tomamos un Uber hacia la 34 desde el MET, mis botas estaban completamente mojadas al igual que mis pies, tenía que comprarme unas botas a prueba de agua y eso hice. Mi hija ya llevaba sus botas especiales las cuales yo no quise comprar antes del viaje, y ella se burló de mi un buen rato.

Ese día fuimos al teatro a ver El Rey León en Broadway, estuvo espectacular, nos encantó. Saliendo nos regresamos caminando al hotel, aún había nieve y el piso estaba resbaloso, pero ya estaban limpiando afortunadamente, fue una toda una aventura.

En los 9 días que estuvimos en esta visita nos encontramos con todo tipo de personas dando servicio, muchos latinos principalmente de Colombia y Ecuador. Muchos africanos y también hindús. Es fascinante ver la variedad de culturas.

Esta gente la mayoría con muy buena actitud, amables y serviciales, pero no faltaron los 4 o 5 detestables que están peleados con la vida, y se desquitan con los clientes del establecimiento donde trabajan. Un día en una cafetería había un mulato que se portó nefasto, y le pregunto a uno de sus compañeros, ¿que le pasa a tu compañero? Ha de ser muy infeliz para comportarse de esa manera. A lo que él me respondió, sí, es común que algunos morenos y latinos se comporten así y yo tampoco entiendo por qué. A lo que yo respondí, de verdad que tristeza me dan, por eso amo mi país, en México somos felices, la gente es amable y atenta en la mayoría de los casos.

En el transcurso de los días, vi mucha gente caminar por las calles como zombies, chateando o hablando por teléfono, solos, sin vivir el presente, sin prestar atención a su alrededor, conectando con los que están lejos e ignorando a los que están cerca…. La soledad es evidente, van en el metro como autómatas, inmersos en ellos mismos, sin realmente vivir sino subsistir.

Vi mucha gente hablando sola como loca, casi gritando, no sabía si estaban hablando por teléfono con sus manos libres o si tenían un problema de esquizofrenia.

En uno de esos momentos le pregunto a mi hija ¿Y así quieres vivir, como zombie, y andando en metro como hongo? Continúo hablando- en México nunca te has subido al metro, no tienes necesidad y vives como princesa…..mi hija me dice – creo que no me gustaría esta vida.

Después de varias conversaciones con ella al respecto, le digo, hija, la mayoría de la gente que viene acá, viene porque en sus países de origen no les va bien, no tienen oportunidades, viven en la pobreza y Nueva York les abre las puertas para tener una vida mejor, claro como ilegales lo cual no está padre. Pero tu…. Tu eres una privilegiada, eres una princesa, vives como tal, no somos millonarios, pero tienes una buena vida, tienes todo lo que necesitas y más, además en México los servicios son excelentes, acá es casi imposible que alguien te ayude en tu casa, en México aún es posible, en cualquier lugar te atienden con gusto y la vida es más feliz, hay conexión con la gente, unión familiar, amigos….Y vas a un restaurant y te comes un gran Rib Eye por $20USD y acá ese mismo te cuesta $100USD.

Además tenemos una gran cultura, tradiciones hermosas, lugares increíbles para vacacionar y el clima es muy benigno en la mayoría de las ciudades, especialmente en la Ciudad de México que es templado.

Se quedó pensativa y me dijo, creo que tienes razón, no es el mejor lugar para estudiar, veré otras opciones.

No demerito lo maravillosa que es la ciudad de Nueva York, pero a mi me encanta para ir unos días de paseo, pero para vivir,  soy feliz en mi México con sus defectos y virtudes. Como México no hay dos.

Vive con Alegría!

Sandra