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La noticia ha sacudido al mundo: “Donald Trump es el presidente número 45 de los Estados Unidos de América». Esto ha afectado las bolsas del mundo, el peso cayó nuevamente respecto al dólar, el panorama aparenta ser sombrío, desesperanzador. La victoria de Trump es una realidad.

Si bien como expectadora –por que no soy estadounidense- no me inclinaba por él, es evidente que su discurso arrasó porque apeló a sentimientos profundamente ocultos de la mayoría de los ciudadanos. El señor habla de más y no tiene diplomacia y eso le ha acarreado el odio de muchos, pero ¿qué nos sorprende? Aquí tuvimos uno similar en cuanto a que se iba de boca, se apellida Fox.

Ayer estuve viendo varios noticieros norteamericanos en español que cubrieron el magno evento, y algo que me hizo mucho ruido fue el discurso latino: “que se imponga el voto latino”, “el voto latino hace la diferencia”, “los latinos shalala, blah, blah, blah……..

No pude evitar ponerme en el lugar de los gringos “gringos”, de los anglosajones. Estados Unidos es un país de inmigrantes, es parte de sus raíces. Sin embargo, yo no he oído discutir a los asiáticos, italianos, irlandeses, ingleses, alemanes: “el voto de nosotros es de tal manera”. Creo que los latinos que radican en los Estados Unidos solitos se discriminan, se han puesto la etiqueta de la diferencia.

Hay un dicho que dice “a la tierra que fueres a los que vieres” y creo que aunque lleven muchos años allá, los latinos siguen contándose el cuento de que son diferentes porque son latinos, que son la minoría más grande, que la manga del muerto ¿se sienten merecedores de un trato diferente acaso? En realidad no lo sé, creo que no lo entiendo.

Si vives en Estados Unidos y tienes la nacionalidad, entonces ya eres norteamericano, habla, come, actúa como tal, adáptate, acéptalo.

Hay un discurso que supuestamente el presidente ruso Vladimir Putin dio al Parlamento Ruso (Duma) el 4 de Febrero de 2013 sobre las tensiones con las minorías en Rusia, aquí un fragmento del mismo:

«En Rusia viven rusos. Cualquier minoría, de cualquier lugar, si quiere vivir en Rusia, trabajar y comer en Rusia, debe hablar ruso, y deben respetar las leyes rusas. Si prefieren la Ley Shari’a, entonces, les aconsejamos ir a los lugares en los que aplique esa ley. Rusia no necesita minorías, las minorías necesitan a Rusia, y no les hemos de conceder privilegios especiales, o tratar de cambiar nuestras leyes para adaptarse a sus deseos, no importa lo fuerte que griten «discriminación» .

Será mejor que aprender de los suicidios de los Estados Unidos, Inglaterra, Holanda y Francia, si hemos de sobrevivir como nación. Las costumbres y las tradiciones rusas no son compatibles con la falta de cultura o de las formas primitivas de la mayoría de las minorías. Cuando este cuerpo legislativo honorable piense en la creación de nuevas leyes, se debe tener en cuenta el interés nacional en primer lugar, observando que las minorías no son rusos.

Los políticos en la Duma dieron Putin una ovación de pie durante cinco minutos.

Otro ejemplo de un caso muy cercano para mi, es la migración de gente de muchos estados de la República a Mérida Yucatán, que aunque estamos hablando del mismo país, con cultura similar, mismo idioma, los lugareños constantemente se quejan de la gran cantidad de gente que está llegando a vivir allá porque ha incrementado el tráfico y la posibilidad de la delincuencia. No son abiertos con los nuevos habitantes, los ven con recelo y desean que se regresen a sus lugares de origen.

Nosotros como Mexicanos tratamos con desconsideración a los inmigrantes y viajeros centro y sudamericanos. Hay historias de terror de que a su llegada reciben un trato discriminatorio y nada amable.

El problema migratorio de USA es una moneda con dos caras. México debe dejar de permitir el “cruce ilegal al otro lado” porque además se ha convertido en un negocio ilegal que se aprovecha de los sueños de los que quieren cruzar y que pone en peligro la vida de miles de personas anualmente.

Por otro lado, Estados Unidos necesita internamente establecer su reforma migratoria, porque ¿qué pasaría si estuviera prohibido contratar ilegales, si penalizaran a los negocios por esto? Es increíble que se quejen de los ilegales, pero que los contraten porque es mano de obra barata, que además paguen impuestos ¿cómo es posible? O sea no te quiero aquí, pero te doy trabajo y me pagas impuestos, es contradictorio ¿no?

¿Y que hay del famoso muro? ese ya se está construyendo desde hace tiempo, solo que muchos no lo saben, le dicen «la tortillera», no fue idea orginial de Trump.

Es parte de la naturaleza humana rechazar lo que no conoces, lo que es diferente a ti. Ha sido causa de guerras, matanzas, atrocidades inimaginables en contra de lo que es diferente. No quiero decir que esto sea correcto, pero si desde niños nos siembran la idea que somos distintos por ser de tal o cual nacionalidad, con esos ojos funcionamos ante el mundo y vemos a los demás.

Si decidimos hacer un cambio, este tendría que ser interno, espiritual. Somos un solo equipo: “la raza humana”, todos queremos ser felices, pero nos hemos desensibilizado al dolor y las necesidades de nuestros semejantes porque “no son iguales a nosotros”.

De eso se trata el despertar de la conciencia que tanto se habla, sí estoy de acuerdo con cuidar el planeta, claro, pero nuestro interés más grande tendría que ser el que sentimos hacia nuestros semejantes, de vernos unos a otros con ojos de compasión, de amor, de igualdad. De entender que somos iguales, que tenemos la misma esencia, somos seres divinos viviendo una experiencia humana.

Si estamos en este planeta y nuestras vidas coinciden, es por algo, unámonos para hacer de la hermosa tierra un lugar mejor y más amable, donde reine la armonía y la libertad. Para que todos podamos decir: unidos somos más grandes y felices. «Somos Uno» a eso se refiere.

Sandra Peniche